Los antiguos pobladores de O Barbanza quisieron inmortalizar para siempre el culto a sus seres queridos construyendo túmulos funerarios como éste. Como los tiempos y las costumbres cambian, en sus miles de años de historia la Casota do Páramo fue mucho más que una gran tumba. También sirvió de refugio para aquellos pastores que necesitaban protegerse del fuerte viento o la lluvia mientras cuidaban del ganado. Lo que sí permanece a lo largo del tiempo es el misterioso grabado con la figura del sol y otro similar a una copa. Su significado queda abierto a la interpretación y curiosidad del visitante.