Se trata de una representación castreña de notables dimensiones que data de la primera Edad de Hierro, un asentamiento con una privilegiada posición defensiva. El poblado se estructura alrededor de un área elevada de forma ovalada con un segundo recinto, el antecastro, al que da paso un terraplén por el Oeste y el Sur, mientras que por el Norte una zona escarpada actúa como defensa natural.
Las excavaciones arqueológicas en los años 2014 y 2015 dejaron a cielo abierto un total de 24 estructuras muy diversas y más de 600 piezas cerámicas o metalúrgicas. Existen también restos de una caseta-vigía del siglo XVIII de control marítimo. De hecho, este enclave ofrece una vista privilegiada de la entrada de la Ría de Arousa y del Parque Natural do Complexo Dunar de Corrubedo e Lagoas de Carregal e Vixán.