El río Pedras esculpió en este lugar varias pozas o piscinas naturales, con saltos de agua y pequeñas cascadas, casi como un parque acuático en el que podemos disfrutar de un baño bien refrescante tirándonos por toboganes de piedra o sumergiéndonos en las charcas desde las rocas. Un oasis de naturaleza muy divertido.
A lo largo del recorrido para llegar a este pequeño paraíso se encuentran distintos vestigios que harán nuestra visita más interesante: antiguos molinos de piedra, un puente medieval o los restos del Convento de San Xoán de Lesón (A Miserela). El lugar cuenta hasta con una leyenda propia sobre san Amaro, una barca de piedra y los moros que no consiguieron capturarlo porque el río se llenaba de cantos rodados que les impedían el paso.