Día 1
Empezarás el día en el municipio de A Pobra do Caramiñal. Se trata de una villa marinera pero que también posee una magnífica estampa de montaña que es donde empieza el recorrido de hoy. Luego, te dirigirás hasta el cercano pueblo de Ribeira y terminarás el día junto al faro de Corrubedo arropado por el silbido de un enfurecido mar.
El mirador de A Curota será el punto de inicio de la ruta ya que, situado a más de 500 metros de altura, permite obtener una visión global del Barbanza- Arousa, convirtiéndolo en el lugar más idóneo para la presentación de la comarca. En la subida serás recibido por el monolito de Valle-Inclán, célebre escritor muy relacionado con el ayuntamiento pobrense y que tantas veces disfrutó de estas vistas.
A la llegada, se presentarán ante ti los cuatro municipios que visitarás durante estos tres días como son Ribeira, A Pobra do Caramiñal, Boiro y Rianxo, unidos por la espectacular Sierra del Barbanza (que da nombre a la comarca) y como no, divisarás desde lo alto, la espectacular Ría de Arousa. Este brazo de mar adentrándose en la costa hace que estas aguas, más tranquilas y aptas para el marisco, sean realmente fértiles. Tanto es así, que puedes observar el gran parque de bateas de mejillones que ejerce un gran peso sobre la economía de la zona.
Como sabrás, las rías son una de las formaciones geológicas que mejor definen a Galicia y que según cuenta la tradición, son el resultado de que Dios posase sus manos sobre Galicia una vez que terminó de crear el mundo.
Para la tradición cristiana, la ría de Arousa también fue testigo del traslado del cuerpo del Apóstol Santiago en barca desde el puerto de Jaffa (Israel) hasta las tierras de Padrón, hecho que se conoce con el nombre de “la Traslatio”. Te puedes transportar al siglo I d.C e imaginar esa gran barca de piedra trasladando los restos mortales del Apóstol, entrando por la boca de la ría y siguiendo su camino hasta llegar al río Ulla y desde aquí prosiguiendo río arriba hasta llegar a la actual villa de Padrón.
Pero la ría de Arousa no siempre fue un lugar tranquilo ya que, sufrió numerosos ataques a lo largo de la historia y dado que, además se trataba de la boca entrada por mar al sepulcro del apóstol Santiago, la convertían en un punto defensivo contra multitud de ataques marítimos por parte de vikingos, sarracenos, piratas y corsarios más tarde.
Observarás también Isla de Sálvora, que junto con su archipiélago rocoso, forma parte del Parque Nacional Marítimo Terrestre de las Islas Atlánticas. Se trata de una isla de leyenda y fantástica historia, tanto es así, que si la visitas, una de las primeras cosas que verás será el monumento de una sirena.
¿Y cuál será la explicación a la relación de Sálvora con este ser mitológico?
Pues entre varias leyendas, una de ellas trata sobre el caballero Roldán, que llegó a esta isla escapando de la batalla de Roncesvalles y fue aquí donde conoció a una misteriosa joven que salía del mar. Ésta resultó ser nada más y nada menos que una sirena a la que éste llamó Mariña y con la que tuvo un hijo iniciándose así el linaje de los Mariño. El apellido continúa siendo a día de hoy bastante común en toda la comarca y en el pasado formó parte de la nobleza gallega. Todavía sus heráldicas están muy presentes en muchas de las fachadas de importantes edificios que salpican toda la comarca.
En frente a Sálvora también tuvo lugar un trágico naufragio como fue el del vapor- correo Santa Isabel conocido como el “Titanic gallego” en el año 1921. Es curioso el dato de que esta misma embarcación, hubiese sido construida pensando en el desafortunado final que había sufrido el Titanic por la misma época, a fin de evitar tragedia similar. Pero el temporal que sacudía las costas gallegas no perdonó y el suceso se saldó con más de 200 muertos.
El 2 de Enero, los habitantes de Sálvora salieron con sus humildes embarcaciones, las dornas, al rescate de los náufragos, consiguiendo rescatar a más de medio centenar de supervivientes. En este caso, las heroínas fueron tres mujeres que consiguieron salvar las vidas de estas personas ganándose el nombre de las heroínas de Sálvora y a las que se les puso su nombre a los hórreos que a día de hoy se conservan en la isla.
Otro interesante mirador es el conocido como a Pedra da Ra desde donde podrás atisbar la entrada de la boca de la ría y todo el conjunto que conforma el Parque Natural de Corrubedo. Destaca la Duna de Corrubedo, sus lagunas de Carregal y Vixán y la más conocida de sus playas como es la Playa del Vilar.
La relación con el Apóstol Santiago vuelve a aflorar, además de estar viendo la entrada de la boca de la ría por donde navegaría la barca del Apóstol, cuenta la leyenda que el mismo atravesó con su caballo la ensenada de Corrubedo en un espectacular salto que iba desde el monte de A Cidá (a escasos metros del mirador) hasta Corrubedo, quedando sus pisadas gravadas en las piedras. A día de hoy se conoce una de ella como la piedra de Santiago.
Pero quizás la leyenda más universal asociada al parque natural sea la que lo relaciona con la ciudad de Valverde, también conocida como la “Atlántida Gallega”. Según esta, bajo la laguna de Carregal estaría sumergida la ciudad de Valverde. Relatan las gentes del lugar que en un día claro todavía se pueden ver en el fondo de la laguna las trabes de las casas y las argollas de bronce a donde se amarraban antiguamente los barcos.
Desde aquí te dirigirás a O Carreiro De Aguiño. Aguiño, es uno de los ejemplos de pueblecitos que viven de la pesca, de ahí, su monumento al marinero que podrás ver en su puerto.
O Carreiro Se trata de una pasarela que posee la peculiaridad de que se va adentrando en el mar al tiempo que conecta un grupo de islotes rocosos. Se sitúa en el lugar donde se produce el encuentro entre las indómitas aguas del océano y las mansas aguas de la ría.
Otro gran reclamo de Ribeira es cómo no, la duna de Corrubedo. Te sobrecogerán sus dimensiones puesto que, llega a alcanzar los 20 metros de altura y 1.3 quilómetros de longitud.
Aquí volvemos a hacer referencia a la Atlántida ya que, para algunos, la antigua ciudad de Valverde, estaría sepultada por esta gran duna en vez de ser haber sido anegada bajo las aguas de la laguna de Carregal.
El dolmen de Axeitos, es otro atrayente icono que visitarás. Se trata de un monumento megalítico de más de 6.000 años de antigüedad que se sitúa en un tranquilo monte en la aldea de Bretal. Como sabrás, la mitología gallega es muy extensa y existen multitud de leyendas asociadas a todo tipo de restos arqueológicos ya sean petroglifos, dólmenes o castros y donde unos seres mitológicos llamados mouros y mouras que viven debajo de la tierra y poseen grandes tesoros y riquezas, siempre suelen ser los protagonistas de las mismas. De hecho este dolmen también se conoce con el nombre de A Pedra do Mouro.
Se dan las siguientes explicaciones sobre la etimología popular del nombre de Bretal, una de ellas cuenta que un un obispo al pasar del megalito de Axeitos dijo mirando para él: Non quero “Ver-tal”. Este tipo de restos arqueológicos siempre fueron considerados por el cristianismo como lugares de culto paganos, por lo que la repulsa hacia ellos se ve presente en muchas de las historias asociadas a los mismos.
La próxima parada será La villa de Corrubedo. Dando un paseo por sus estrechas callejuelas, descubrirás un entrañable pueblo pesquero íntimamente ligado al mar y donde te sentirás acompañado por el silbido del viento y el revuelo de sus aguas.
Diferenciarás entre otras embarcaciones, la tradicional dorna, tan arraigada a la cultura de los pueblos marineros de Ribeira.
Fue introducida en las Rías Baixas, probablemente como copia a menor escala del drakar durante las frecuentes invasiones vikingas que pretendían asediar Santiago de Compostela en la Alta Edad Media.
Hay datos para pensar que anterior al siglo XII, el marinero gallego supo adaptar la tecnología nórdica a sus intereses, creando una embarcación difícil de superar en su funcionalidad, facilidad constructiva y economía de materiales, y hasta nuestros tiempos nos ha llegado con lo que parecen ser variaciones mínimas.
Una de las fiestas más conocidas de Ribeira es precisamente la fiesta en honor a la Dorna que celebra cada 24 de julio. Ésta hace referencia a una bonita historia que relaciona al pueblo con su embarcación más emblemática. Sus principios nacieron con un carácter solidario para recaudar fondos para entregar a aquellas familias más humildes para proporcionarles un medio de ingresos a través de la pesca.
Ya como colofón final, acercase hasta el faro de Corrubedo para gozar de un indeleble atardecer, será la mejor forma de finalizar el día.
Cuando el mundo de la navegación decidió ir más allá y no guiarse sólo por la navegación de cabotaje, nació la necesidad de la creación de señales de iluminación que hiciesen reconocibles las costas, naciendo así los faros. La palabra faro proviene de Pharo, una isla situada en frente a la ciudad de Alejandía, donde se construyó una de las sietes maravillas del Mundo Antiguo como fue el faro de Alejandría que data del año 279 a.C
El noveno en iluminar las costas gallegas fue el faro de Corrubedo en el 1853. Su ubicación te sorprenderá y comprenderás porqué se hizo tan necesario dada la complejidad de esta costa Atlántica en donde se daban numerosos naufragios. Aunque a veces también resultó ser un tanto traicionero ya que la descoordinación con otros faros como el de Fisterra, el de las islas Cíes o Sálvora, dio lugar a alguna que otra confusión, como sucedió seguramente en el caso del naufragio del trasatlántico Santa Isabel frente a la isla de Sálvora. Este suceso hizo que se cambiase la luz blanca que emitía hasta el momento el faro de Corrubedo por una luz roja, lo que le valió para que lo denominasen “el faro comunista”.
Como según se dice, en Corrubedo, una vez puesto el sol todavía resta una hora más de luz, dispondrás de tiempo suficiente para recrearte de este embravecido e hipnótico panorama.